08 mayo, 2015

06/05.


"Segunda estrella a la derecha, todo recto hasta el amanecer"

 -  Peter Pan.

Hay veces en las que vuelvo a leer tus cartas (¿o debería decir mis cartas?). Y me sorprende que a pesar de tu ausencia estés tan presente en ellas.

Paso las noches contemplando la luna y las estrellas desde la ventana del estudio, esa habitación en la que nunca estuviste pero que está impregnada de tu esencia, de una forma u otra, es mi refugio en este exilio -no tan- voluntario tuyo.
 
De a ratos lo pienso mucho, y te extraño más que nunca. De a ratos no me doy tiempo de pensarlo, ni siquiera un poco, ni siquiera dos veces y me invade la cólera. En un momento no puedo contener mi impulso de buscarte y emprendo esa infructuosa aventura con tantos ánimos que parece que el corazón saltará de mi pecho, y de pronto, vuelvo a cohibirme. Vuelvo a encerrarme en mi madriguera como un indefenso animalito asustado.

Ésta noche la luna resplandece en el cielo con tanta hermosura que me recuerda a ti, me hace recordar tus ojos tan profundos como la noche y tan lejanos como el hermoso satélite que opaca con su brillo las estrellas de tal forma que es imposible no considerar su protagonismo en esta noche. ¡Es tan mágico como esa hermosa doncella que resplandece en el firmamento cubre con su plateado manto todo lo que veo!

Podría quedarme toda la noche admirando su belleza y recordando la tuya pero (porque sí, siempre hay un pero) prefiero continuar mi camino hasta Roma, y así, llegar hasta ti.