27 junio, 2015

17/06.

Me he dado cuenta de que cada vez te escribo con más frecuencia. Ya no sé si le escribo a tu ausencia o a tu recuerdo. Ya no sé si escribo para desahogar lo que siento o si lo hago para mantener tu imagen en mi memoria por más tiempo. Simplemente sé que escribirte se ha convertido en un capricho.

Pienso que debería comenzar haciendo un recuento de los últimos días; pues bien, éstos han sido especialmente fríos y en más de una ocasión he sentido que me congelaría pero la calidez de tu recuerdo me ha ayudado a recuperarme, me he embriagado con el perfume de tu ausencia para sentirte junto a mi.

Éste invierno melancólico que ha encontrado refugio en mi corazón por tanto tiempo, ahora se niega a terminar y lo azota con fuertes ventiscas cargadas de aquello que, junto a ti, puedo ser y no fue. A pesar del gélido ambiente en estos últimos días, siento que la primavera se encuentra muy cerca. Te reirás de mí, lo sé, pero hoy me he sorprendido deshojado margaritas y recitando al viento poemas de amor con una sonrisa idiota.

Me ganan los nervios cuando pienso en ti, incluso al escribir, y me siento como un adolescente que descubre la belleza del amor por primera vez. Después de todo, te quise, te quiero y te querré. Y aunque nuestra Roma esté lejos, algún día te encontraré.

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